Oraciones de la noche

Clamar al Altísimo es un arma increíblemente poderosa que se tiene contra todo mal y en favor de toda gracia. Dios nunca desampara a nadie, y si bien los profetas recalcaron la importancia de la oración, ésto no fue sólo por rendir tributo, sino porque realmente funciona y mueve lo más grande, el poder del creador.

La noche es el momento oscuro del día, para muchos tinieblas, para otros el término de la luz. Sea cualquier caso, esta parte de la jornada, siempre ha sido estigmatizada como peligrosa, donde suceden las peores situaciones, bien sea a nivel humano como divino. Por ello pedir al Señor que cobije a cada uno de sus hijos durante las horas sin oscuridad, es una tarea que todo fiel debe hacer, con el fin de estar libre de todo mal.

Oraciones de la noche disponibles

¡Muy bien! Llegaste al menú principal. En la zona que sigue, te vas a encontrar con una variedad bastante interesante de oraciones de la noche, son las plegarias con las que contamos actualmente, y las que queremos compartirte en esta bonita oportunidad.

Para ingresar a alguna oración haz clic sobre la imagen que corresponda. Sí, así de simple 🙂

Lista de reproducción en YouTube

Y, en caso de que leer no sea una actividad que te agrade demasiado, puedes optar por la lista de reproducción de nuestro canal de YouTube, que contiene cada una de las plegarias presentadas en el menú anterior, pero a manera de videos.

Acerca de la protección durante la noche

En medio de la oscuridad y con calles vacías, es el momento ideal para atentar contra cualquiera de los hijos de la luz. Un ladrón, malhechor o algún tipo de delincuente, puede dirigirse a uno de los hijos del Altísimo durante estas horas y hacerle un daño, para ello siempre estará la presencia del Señor cuando se invoque y así éste librará a sus amados.

Muchas testimonios existen, sobre personas que por alguna razón, han tenido que merodear las calles a horas de la madrugada o bien adentrada la noche, en muchos casos el peligro se hizo presente, pero se relata como clamaron al Señor, al Santo Espíritu, a María Santísima, a San Miguel Arcángel y de esta manera salieron libres, y que a cada uno de ellos los cobijó y libró en aquel momento.

María Santísima y su poderosa cobertura

La madre de Cristo, sin dudas uno de los seres más bendecidos y amados por el creador, no dudará nunca en proteger a sus hijos en medio de las frías y desoladas noches. María sabe que es el sufrimiento de una madre por un hijo, bien lo sabrá ella cuando Jesús era perseguido una y otra vez, por ello esta mujer ejemplar no dudará en aliviar la angustia de una madre al cobijar a su preciado hijo.

No importa que una madre ore por un hijo que viva con ella o a miles de kilómetros, María Santísima se encargue de cobijarlo cada noche y buscará la manera que el mal quede alejado de él.

La Virgen acompañó y cobijó a su hijo muchas noches durante sus 33 años, claramente en los 3 de su ministerio permaneció más alejada de él, ya que Jesús predicaba en muchos lugares y viajaba constantemente, pero no por esto dejaba de invocar a su Padre y de esta forma Cristo siempre tuvo un techo donde dormir.

El Espíritu Santo y sus inmensas facultades

Tan grande es el poder del Espíritu Santo de Dios, que con un sólo suspiro suyo, transformaría el universo entero. Poner en él todas las noches la confianza es una decisión idónea, ya que no sólo protegerá a quienes se cobijen en su luz, sino dará sabiduría y permitirá que tenga una linda velada, bien sea orando, descansando o realizando alguna labor, como los médicos y enfermeras que a esas horas están de turno.

Pedir protección para el hogar en medio de las tinieblas de la noche, es una decisión muy sensata. El fuego del Espíritu Santo calcina todo intento del maligno por entrar de una u otra forma a hijos del a los hijos del Altísimo y así permitir que estos permanezcan en gracia con el Rey de Reyes.

Tan grande es la majestad del Santo espíritu que el mismo Jesús dijo que bautizaría con el Espíritu Santo, más no con agua, colocando el poder de este como enorme, grande y majestuoso.

San Miguel Arcángel camina a nuestro lado

El príncipe de las milicias celestiales, sin lugar a dudas cuidará de quien lo invoque. Una fría noche es el momento en que el maligno querrá atacar, pero San Miguel con su espada cortará en pedazos a cualquier forma por medio de la cual el mal se manifieste, logrando así mantener a salvo a los hijos de la luz.

Este ángel camina siempre al lado de los elegidos del Creador y vigilante toda la noche para espantar quien quiera dañar la obra del señor.

En las noches Dios escucha las plegarias de los niños

No existe súplica más pura y sincera que la de un infante, con inocencia en el corazón, pocas veces o nunca pedirá al Señor algo que no sea totalmente de él. Por ello un infante no debe caer en manos de los peligros de la noche y necesita descansar plácidamente, con el fin de despertarse y seguir jugando o estudiando, haciendo muy felices a sus padres.

Un niño colocado de rodillas y pidiéndole a Dios protección y bendiciones, para él, sus padres y hermanitos, es unas de las escenas que más conmueve al Rey de Reyes y seguramente si algo o alguien desean perjudicar  esta criatura o sus seres queridos, el Señor de los ejércitos fulminará a quien sea culpable.

Mantén tu corazón puro para el momento de orar

Es necesario en el momento en que se dirija una oración a los pies del Señor, llevar un corazón puro y limpio. Si se tiene algo contra un hermano y es posible reconciliarse con él, lo mejor es hacerlo para que el Creador no coloque oposición a la petición.

Contar minuciosamente al Señor las preocupaciones es algo que a él le agrada, pero con repetir varias veces no se logrará nada, ya que él que usa muchas palabras, no dice nada. Eso sí, insistir e insistir sí logrará que Dios cumpla, como al hombre que cada día llega una mujer a su casa para que le resuelva un problema, el hombre quiera o no en algún momento lo resolverá para que ella no moleste más, de esta misma forma el Señor lo hará si se insiste.

Dios protege durante la noche, sólo se debe invocar de corazón, confiar en él y nunca exponerse a los peligros a menos que éstos sean necesarios en las circunstancias del momento.

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